1/26/22

Chega de parabólica paranoica!


 


Para ellos es una reforma. Para mi es la destrucción del departamento de al lado, donde quedó el recuerdo de una vecina y de medianeras poco definidas.

Ha pasado. Ahora son martillazos y chirridos de tornos gigantes que se meten por todos lados. Cortadoras feroces, gritos. Una invasión, una escalada de bronca contenida que se suelta en casa y en el espionaje sin fin ¿No me estarán cagando? ¿Cómo será después?

Los conozco, son el legado de aquella vecina, son del barrio también. Pero la destrucción saca las cosas de lugar.

Los obreros entran y salen, o bajan la cabeza, o se ríen, o que será que hablan cuando termino de pasar en un idioma dentro de un idioma que el capitalismo, que no para de pegotearse con sonrisa semigarca, transforma en la lengua de las espaldas de la construcción. Sólo las espaldas.

A veces odio su canto entreverado de barullo, me echa de casa. Los imagino conspirando en el ruido.

Hasta que descansan. ¡Y Chega de parabólica paranoica! Es trabajo, no es personal.

Los escucho reírse con una inocencia que desencaja. Escucho un pasado también. Diálogos íntimos. Es eso. Escucho un pasado también, y me divierte.