1/26/22

Chega de parabólica paranoica!


 


Para ellos es una reforma. Para mi es la destrucción del departamento de al lado, donde quedó el recuerdo de una vecina y de medianeras poco definidas.

Ha pasado. Ahora son martillazos y chirridos de tornos gigantes que se meten por todos lados. Cortadoras feroces, gritos. Una invasión, una escalada de bronca contenida que se suelta en casa y en el espionaje sin fin ¿No me estarán cagando? ¿Cómo será después?

Los conozco, son el legado de aquella vecina, son del barrio también. Pero la destrucción saca las cosas de lugar.

Los obreros entran y salen, o bajan la cabeza, o se ríen, o que será que hablan cuando termino de pasar en un idioma dentro de un idioma que el capitalismo, que no para de pegotearse con sonrisa semigarca, transforma en la lengua de las espaldas de la construcción. Sólo las espaldas.

A veces odio su canto entreverado de barullo, me echa de casa. Los imagino conspirando en el ruido.

Hasta que descansan. ¡Y Chega de parabólica paranoica! Es trabajo, no es personal.

Los escucho reírse con una inocencia que desencaja. Escucho un pasado también. Diálogos íntimos. Es eso. Escucho un pasado también, y me divierte.


1/14/22

El Boric y Los Prisioneros


 

Ha llegado el Boric a Chile, donde quizás por fin se acaba la transición. En los noventa llegaba el cable y las novelas de Television Nacional a la Argentina, a Paraná. Estúpido Cupido era la neta, un Chile de fantasía moldeado en el sueño americano, en el principio de la aceleración del rock blanco. Hasta Los Prisioneros estaban a la moda con un prolijo electro pop de boom latino en los noventas.

Pasó el tiempo y vimos hacia atrás, hacia La cultura de la Basura, al look de chicos de clase media baja que estaban pateando para conseguir trabajo: “Elvis sacúdete en tu tumba, we are sudamerican rockers” Muevan las industrias, cantaban en los ochenta Los Prisioneros.

Hubo que ir hacia atrás para descubrir El Baile de los que sobran y darle el premio a la mejor. Los chicos, jugando a ser Depeche Mode con un Casio, de repente llegan al fondo del asunto. No todos eran parte del milagro. 

El Boric, con que sea un nuevo punto de partida, una largada limpia, ya vale. Quien sabe que mierda es un comunista, más allá del argumento del youtuber conspiranoico que encontró una mina de suscriptores adobados en bronca. ¿Sera que el Boric es un “Probemos a ver que pasa”?  No da correrlo con Allende. ¿Cachái que las nuevas tecnologías están preparadas para armar otros Pinochos y el público se renueva.









1/05/22

10 años de entrada

Han sido diez años de vacaciones en el inframundo. Pasó lo que tenía que pasar. Nacimientos y muertes. 

Da para volver más atrás todavía. Volver a finales de los noventas a la ciudad de Paraná junto al poeta Claudio. Verlo metido en el rio con el agua hasta la cintura, aullando. Y aunque no era un amante de la costanera, de noche lo sensibilizaba. 
 
¡¿Quién controla La Forma, pajeros?!¡ El que controla La Forma se trasforma en Filtro! 

¡Filtro Paez!, le mandó uno. 
 
Él sacó fuerzas del fondo del barro para manotearle agua, porque a veces no quería joda. Pero el resto si. La claridad de las islas de enfrente preparaba un hachazo en la cabeza.
 
¡¿Quién controla la forma, pajeros?!
 
Estaba bien plaga, aunque hay que decir que después, más blandito, tirado en la orilla como un cacho de plástico que trajo la corriente, dijo algunas cosas.

El Filtro será el poder supremo, hay cada vez más para filtrar, no nos está dando el tiempo. Hay cosas ahora , cosas por delante y encima aparecen cosas de atrás. La forma será el mejor filtro. Se repite La forma de forma inevitable. Formar la información. Sintetizar. Sintetizar es sobrevivir hasta pervertirse y quererlo todo. Ser la información, esparcirla por el mundo para que controle en un gesto.

Ya lo pensaba Claudio en esa época. Hecho un dios. Tomando alcohol subvencionado por Menem.